A menudo, cuando miro la cabina de pintado y secado que encargué en Mercury® y que tengo en el taller mecánico, pienso en mi bisabuelo que tuve la suerte de conocer y que fue pintor de carrocerías cuando por aquel entonces los coches eran pocos y sinónimo de gran lujo. Si viera él de qué manera tan rápida conseguimos a día de hoy pintar un coche, ¡se quedaría de piedra! Aunque, hay que añadir que sería por supuesto un gravísimo error pensar que por pintar en una cabina se deban descuidar ciertos preparativos como el de preparar la chapa, el de lijarla adecuadamente o el de limpiarla a la perfección para que no pueda adherirse ni la más ínfima partícula