Hace unos días, acudí con mi marido al centro GAES de Castellón para que lo examinasen, ya que llevamos un tiempo en casa en que notábamos que no oía bien. Cuando ya estaba la comida preparada, por ejemplo, lo llamábamos para que viniese a la mesa pero él nunca aparecía. Varias veces le preguntamos si es que no nos oía, y por fin nos dimos cuenta de que no se trataba de que estuviese en otro cuarto o gritásemos poco, sino de que no escuchaba nada. Así, decidimos ir a GAES y, para celebrar que por así decirlo mi marido tenía todos los sentidos de nuevo a pleno rendimiento, decidimos visitar un parque natural que a él siempre le había hecho muchísima ilusión: Ordesa y Monte Perdido, en Aragón.