Mi marido es suizo y… ¡relojero! –aunque os suene a chiste–. Con lo cual os puedo asegurar que la pulcritud y el orden son fundamentales y necesarios para su bienestar, ¡tanto físico como emocional! ¡Todo debe estar en efecto limpísimo y en su sitio en el taller! ¡No admite la menor presencia de polvo en su “antro”! Entonces, ¡claro!, con los métodos habituales y tradicionales como lo son la gamuza, el cepillo de limpieza, etc., a veces quedaba un poco, un rastro de suciedad, ¡y eso lo ponía enfermo! Por ello no dudo en elegir y en confiar en la limpieza por ultrasonidos cuando mi hermano le habló de este sensacional método.