Montar una empresa es una montaña rusa de emociones: ilusión, miedo, cansancio y, a veces, frustración. Pero una cosa está clara: si nadie conoce tu negocio, no importa cuánto te esfuerces, porque no va a despegar. Y esto suele pasar por falta de visibilidad. Por eso necesitas entender lo básico del SEO y del marketing.
Aunque no tengas conocimientos previos, no hace falta complicarse. Aquí te lo vamos a explicar claro. Solo lo que funciona hoy, lo que puedes aplicar desde ya, incluso si estás empezando solo con una cuenta de Instagram y una web sencilla.
Tu web es tu escaparate
Tú no te meterías en una tienda donde todo está desordenado, oscura o con precios mal puestos. Pues lo mismo pasa con tu web. Si la gente entra y no entiende qué vendes, cómo comprar o por qué elegirte, se van. Es normal.
Asegúrate de que tu página cargue rápido, que se vea bien en móviles y que todo esté explicado de forma clara. Pon tus datos de contacto a la vista, facilita que puedan hacer pedidos o pedir presupuestos sin dar mil vueltas, y no satures de información. Menos, es más.
Otro punto importante: usa imágenes reales de tu producto, tu equipo o tu espacio, no fotos genéricas que ya se han visto mil veces. Eso transmite cercanía, confianza y autenticidad.
El SEO empieza con lo que escribes
Muchos se asustan al oír la palabra SEO, pero al final es bastante lógico: si usas las palabras que tus clientes buscan, te encuentran más fácil. Si vendes pan artesanal en Cuenca, lo mejor que puedes hacer es que en tu web aparezcan frases como “pan artesanal en Cuenca”, “pan de masa madre en Cuenca”, etc.
Piensa como lo haría un cliente. ¿Qué pondrías tú en Google si necesitaras tu propio producto o servicio? Esas son las palabras que necesitas usar en tus textos, títulos y descripciones.
No te pongas a repetir lo mismo veinte veces, sino escribe de forma natural incluyendo esas frases clave. También puedes crear secciones útiles como un blog, con consejos relacionados con tu negocio. Si tienes una tienda de ropa, por ejemplo, puedes hacer artículos sobre cómo combinar prendas, tendencias, ideas de regalo… todo eso suma puntos para que Google te muestre más arriba.
En las redes sociales hay que conectar
Abrir perfiles en redes sociales es gratis, sí, pero si los tienes abandonados o solo pones cosas sin pensar, no sirven de nada. La clave es entender en qué red está tu público y qué tipo de contenido funciona ahí.
Si vendes cosas visuales, como decoración o repostería, Instagram es buena opción. Si ofreces servicios más técnicos, quizá LinkedIn te convenga más. Y si vendes al por menor, TikTok y Facebook siguen teniendo mucha fuerza, sobre todo si sabes contar algo útil o curioso en poco tiempo.
No publiques por publicar. Cuenta lo que haces, muestra tu proceso, comparte opiniones de clientes, responde dudas. Y, sobre todo, no trates de ser una gran marca si no lo eres. Habla como tú hablas. Sé cercano. Eso gusta.
El boca a boca digital también cuenta
Una de las cosas que más valoran las personas antes de comprar es la opinión de otros. Por eso, si tienes clientes contentos, anímales a dejar reseñas en Google, en redes sociales o en tu web.
No hace falta que sean largas. Basta con que digan por qué les gustó tu servicio o qué les sorprendió. Eso genera confianza y hace que otros se animen a probarte.
Y si alguna vez recibes una crítica negativa, no la borres ni la ignores. Respóndela con educación, ofrece soluciones y demuestra que te importa mejorar. Eso habla muy bien de ti y suele tener más efecto positivo que cien reseñas perfectas.
Publicidad digital
No tienes que gastar un pastizal en publicidad online, pero sí necesitas saber cómo funciona. Poner anuncios sin segmentar, sin un objetivo claro o sin medir resultados es tirar el dinero.
Hoy puedes anunciarte en Google, en Instagram, en Facebook, en YouTube… pero cada uno tiene su truco. Si estás empezando, lo mejor es hacer campañas muy concretas: por ejemplo, para que visiten tu web o reserven una cita. Elige bien a quién le aparece ese anuncio (por ubicación, edad, intereses) y controla cuánto gastas al día.
A veces, vale más un anuncio bien dirigido con 20 euros que uno mal planteado con 200.
Lo que aprendí de una agencia profesional
En una charla con Publigar, una agencia de marketing experta en vallas publicitarias em Murcia, me quedó muy clara una cosa: la clave de una buena publicidad no es gritar más fuerte que los demás, sino decir algo que de verdad interese.
Según ellos, lo primero es entender muy bien qué problema resuelve tu producto o servicio. Cuando lo tengas claro, construyes el mensaje desde ahí. No vendes “sillas”, vendes comodidad para quien trabaja muchas horas sentado. No vendes “cursos de inglés”, vendes la oportunidad de acceder a mejores empleos. Esa diferencia cambia todo.
Después, lo importante es adaptar ese mensaje a cada medio. En redes sociales se comunica de forma más directa y visual. En Google, con textos más precisos. En carteles o folletos, con frases claras y un diseño que no aburra. Y siempre midiendo los resultados: saber qué funciona y qué no para no repetir errores.
No hace falta tener el mejor eslogan, sino entender a tu público. Hablarles con sus palabras, mostrar que conoces su necesidad y demostrar que puedes ayudar. Esa es la base de una buena campaña, y lo puedes aplicar, aunque no tengas mucho presupuesto.
No olvides el email
Aunque te suene poco actualizado, el correo electrónico sigue siendo una herramienta muy potente. Eso sí, no te mates a mandar spam, es mejor crear una lista con personas que de verdad quieren saber de ti.
Puedes ofrecerles contenido útil, descuentos exclusivos, novedades… siempre que sea algo que aporte valor. El truco está en no abusar. Un correo a la semana o cada quince días, bien pensado y con un diseño limpio, puede ayudarte mucho a fidelizar.
Y para que esa lista crezca, puedes ofrecer algo a cambio: una guía descargable, un cupón, un vídeo exclusivo… Lo que sea que tenga sentido con lo que vendes y que a tu público le interese.
La constancia es más importante que la perfección
Muchas personas se desaniman porque creen que lo están haciendo mal. Pero en realidad, el error más común es dejarlo. No esperes resultados inmediatos ni te compares con empresas que llevan años.
Hazte un calendario, márcate tareas pequeñas y no te obsesiones con que todo quede perfecto. Publica contenido útil, mejora tu web poco a poco, prueba campañas, escucha a tus clientes. Al final, todo suma.
El éxito no llega en una semana, pero si haces bien las cosas y te mantienes constante, cada vez más personas sabrán quién eres y qué ofreces.
Aprovecha lo local si eres pequeño
Si tu negocio tiene un componente local (una tienda física, una consulta, un restaurante), no te centres solo en lo digital. Hay muchas formas de reforzar tu presencia en tu ciudad o barrio.
Puedes colaborar con otros comercios, aparecer en ferias locales, dejar folletos en lugares clave, patrocinar pequeños eventos o incluso hacer sorteos conjuntos. Eso genera conexión, te visibiliza y suele costar menos que una campaña nacional.
Además, en el mundo online también puedes centrarte en lo local. Usa palabras clave con tu ciudad o barrio, etiqueta la ubicación en tus redes, activa el perfil de empresa en Google y anima a tus clientes a dejar reseñas ahí.
Mide lo que haces
Una de las ventajas del marketing digital es que puedes saber exactamente qué funciona y qué no. Por eso, aunque no te gusten los números, necesitas revisar algunos datos básicos.
¿Cuántas personas visitan tu web? ¿Cuántas hacen clic en tus anuncios? ¿Qué publicaciones tienen más reacciones? ¿Cuáles generan comentarios o ventas? Eso te dará pistas para mejorar y no malgastar tu tiempo.
No hace falta usar herramientas caras. Google Analytics, las estadísticas de Instagram o Facebook y los informes de tus campañas ya te dan bastante información útil. Solo hay que perderle el miedo y dedicar un rato a analizar.
Últimas recomendaciones para no perder el rumbo
- No copies a otras empresas. Inspírate, pero busca tu propia voz.
- Escucha a tus clientes. Sus preguntas, dudas y comentarios son la mejor fuente de ideas para crear contenido o mejorar lo que ofreces.
- No prometas tanto. Cumple lo que dices y sé transparente. Eso construye una reputación sólida.
- Actualiza tus contenidos. Una web o red social sin movimiento da la impresión de estar abandonada.
- Prueba cosas nuevas. No te cierres a experimentar con nuevos formatos, tipos de contenido o estrategias.
Si haces las cosas bien, la gente te encuentra
El SEO y el marketing no son fórmulas secretas reservadas para grandes empresas. Son herramientas que, bien usadas, pueden ayudarte a crecer, aunque estés empezando desde cero.
Hazlo a tu ritmo, aprende de tus errores y no te rindas. La diferencia entre las empresas que crecen y las que se quedan estancadas no está en el presupuesto, sino en la forma de comunicar lo que hacen.
Y tú, si has llegado hasta aquí, ya has dado el primer paso.