Un amigo de la infancia y yo hemos comprado una vasta extensión de terreno en la zona del bajo Aragón, concretamente en la localidad de Maella, perteneciente a la provincia de Zaragoza, en la que ya existe y están en plena producción una gran cantidad de árboles frutales, apostando por el emprendimiento fuera de los grandes núcleos urbanos y económicos. El anterior propietario tenía un enorme almacén donde clasificar y empaquetar la fruta para su distribución. El tejado de esta nave no estaba en muy buenas condiciones, por lo que después de solicitar varios presupuestos, nos decidimos a contratar la empresa Cubiertas Estévez, de Madrid, que son especialistas en la rehabilitación de cubiertas y tejados y que nos ofrecieron una doble garantía, por un lado la calidad del producto que instalan, impermeabilizando y aislando las cubiertas, y por otro lado, una garantía de instalación por diez años. No suelen trabajar fuera de Madrid, pero el encargo era muy especial y no todas las empresas podían llevarlo a cabo.
Mi amigo ya está introducido en el sector de la fruta desde hace varios años. Él es originario de esa zona y ya tiene por herencia de sus padres otra extensión de terreno con una plantación de diversas clases de frutales, como son melocotoneros, manzanos, cerezos, perales…, que van recolectando en varias tandas, según su maduración. Por ejemplo, lo primero que se recoge para su distribución es el melocotón, a continuación la cereza, y así sucesivamente para intentar que no se le junte toda la producción al mismo tiempo.
Una gran oportunidad
Este amigo mío se enteró de que se vendía esta propiedad, limítrofe con la que él posee, y me ofreció el poder adquirirla entre los dos para que juntos podamos formar una pequeña empresa y ampliar el pequeño negocio familiar que él ya posee. Yo soy ajeno a este sector, mis conocimientos van encaminados por el mundo de las finanzas, pero cuento con su larga experiencia, saber hacer y afán emprendedor. Arrancamos esta andadura con mucha ilusión aunque reconocemos que es un sector que es muy variable, pues depende en demasía de la climatología, puesto que le puede afectar desde un pedrisco, hasta las heladas, la sequía, las inundaciones, las plagas…, sin contar con la competitividad de la importación de fruta de otros países con mano de obra más barata.
Uno de nuestros objetivos a largo plazo es el mercado ecológico, pero a día de hoy es difícil, ya que resulta caro para el consumidor, por lo que comenzaremos creando una marca que nos defina y nos identifique por la calidad del producto, introduciéndonos según lo tiene planteado actualmente mi amigo mediante la venta directa al consumidor, ir ganando clientela en los pequeños comercios para luego cuando tengamos más producción con la nueva extensión adquirida poder ofrecer nuestros productos en las grandes cadenas de alimentación, evitando los intermediarios y ofertando unos precios competitivos, con el fin de poder colocar en el mercado toda la producción.
Otra idea que tenemos en mente es la elaboración de conservas de frutas, ya sea en almíbar o en mermeladas, para lo que necesitaremos maquinaria para la preparación del producto, su esterilización, envasado y etiquetado, que instalaremos en el almacén que la empresa Cubiertas Estévez nos está rehabilitando, y si todo nos sale según lo previsto en los estudios realizados por una empresa que hemos contratado para analizar el mercado, en un futuro no muy lejano intentaríamos la posibilidad de exportar nuestro producto y que nuestra marca esté presente más allá de nuestras fronteras, pues creemos que con una buena calidad, con fruta de primera categoría se puede conseguir.
Estamos realmente convencidos de que no hay que estar en el meollo de lo económico, en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, para poder tener una empresa del todo rentable, y eso es lo que estamos intentando conseguir en Aragón. Por el momento todo parece ir muy bien y estamos muy contentos de haber emprendido aquí.