Mi marido es suizo y… ¡relojero! –aunque os suene a chiste–. Con lo cual os puedo asegurar que la pulcritud y el orden son fundamentales y necesarios para su bienestar, ¡tanto físico como emocional! ¡Todo debe estar en efecto limpísimo y en su sitio en el taller! ¡No admite la menor presencia de polvo en su “antro”! Entonces, ¡claro!, con los métodos habituales y tradicionales como lo son la gamuza, el cepillo de limpieza, etc., a veces quedaba un poco, un rastro de suciedad, ¡y eso lo ponía enfermo! Por ello no dudo en elegir y en confiar en la limpieza por ultrasonidos cuando mi hermano le habló de este sensacional método.
Pues mi hermano Antonio trabaja en un taller mecánico en el que utilizan este tipo de limpieza desde hace muchos años. Confían en efecto y para ello en la empresa Tierra Tech, una empresa española con una sede central en Cantabria y una delegación en Barcelona, así como sucursales en el extranjero (Estados Unidos, Brasil, Benelux, Perú, etc.). ¡Eso demuestra que la cosa funciona! ¿O no?
Por otra parte debo especificar que para mi esposo Günter, lo que diga mi hermano va a misa. Pues fue con él con quien descubrió los almuerzos pantagruélicos españoles, los deliciosos y distintos manjares de nuestras bellas y diversas regiones (el jamón ibérico y el de bellota, el aceite de oliva extra virgen de Córdoba, los quesos de Asturias…), sus buenos vinos (los vinos de la Rioja y los de la Mancha…) y otras peculiaridades como… ¡la siesta! Entonces cuando Antonio le habló de la limpieza por ultrasonidos ¡no se lo pensó ni dos veces! Si Antonio se la aconsejaba ¡es que el método debía ser el idóneo! Y la verdad, ¡es que lo es! Pues la limpieza con ultrasonidos se puede utilizar para lavar y desinfectar cualquier tipo de pieza, por muy compleja o pequeña que sea (¡y en relojería hay muchas de esta especie!). También se puede aplicar a cualquier tipo de material: acero, plástico, caucho, textil, etc. En cuanto a la introducción de las piezas a tratar, hay que reconocer que ésta es de lo más sencilla, cómoda y rápida, bien sea ésta manual o automática.
El proceso es verdaderamente muy sencillo. Os explico… Se llena una cuba de agua en la que se añade un detergente apropiado. Después de ello se inmerjan las piezas por limpiar en dicha solución acuosa y al cabo de un tiempo limitado se extraen limpias y rutilantes. ¡Así de simple! La limpieza por ultrasonidos se basa en una serie de ondas de sonido de alta frecuencia (entre 20.000 a 45.000 vibraciones por sonido) que produce una cavitación, es decir millones de burbujas de gas, que al explotar liberan una energía que permite limpiar cualquier tipo de suciedad por muy incrustada que esté. De esta forma se gana un tiempo precioso y se evita realizar un trabajo a menudo fastidioso y poco gratificante (¡por lo menos es lo que pienso yo!). El hecho de no utilizar cualquier producto de limpieza que pueda ser abrasivo para la(s) pieza(s) permite además que no se dañe(n) y deteriore(n). Así pues se consigue un resultado óptimo en poco tiempo. ¡Es verdaderamente algo sorprendente!
Todo ello para deciros que desde que conocimos a la empresa Tierra Tech y a su fabuloso método de limpieza por ultrasonidos, Günter y yo podemos dedicar más tiempo a otro tipo de actividades digamos que… ¡más lúdicas y divertidas que la de la fastidiosa limpieza! Ahora podemos efectivamente disfrutar más a menudo de unas buenas rabas, de un potente y suculento cocido montañés o lebaniego y para digerirlo todo de un extraordinario orujo de Potes. Porque por mucho chocolate que tengan en Suiza, variedades de productos culinarios exquisitos como en España… ¡nanay! ¡Y si no que se lo pregunten a mi relojero suizo de marido!