Con el paso de los años, los edificios comienzan a desgastarse, tanto visualmente como funcionalmente… y es entonces cuando debemos de saber qué hacer.
¿Qué es una rehabilitación integral?
Antes de profundizar en cómo saber si un edificio necesita una rehabilitación integral, es importante entender qué significa este término.
La rehabilitación integral de un edificio consiste en realizar un conjunto de actuaciones que buscan mejorar de forma significativa su estado, tanto en términos estructurales como estéticos y funcionales. Estas acciones pueden abarcar desde la reparación de la fachada y la renovación de las instalaciones (como el sistema eléctrico o de fontanería), hasta la mejora de la eficiencia energética o la accesibilidad del edificio.
No se trata de simples retoques o mantenimientos puntuales, sino de una intervención en profundidad que, en muchos casos, equivale a darle una segunda vida al edificio.
Señales de que un edificio necesita una rehabilitación integral
Existen varias señales que pueden indicar que un edificio requiere una rehabilitación integral.
Es fundamental estar atentos a estos signos para prevenir problemas mayores o costosas reparaciones en el futuro.
Deterioro de la estructura
Una de las principales señales es el deterioro de su estructura.
Esto incluye grietas significativas en las paredes, hundimientos o desplomes en el suelo, o cualquier signo de que la integridad del edificio está comprometida. Estos problemas pueden surgir por el paso del tiempo, por la exposición a factores climáticos adversos o, incluso, por una construcción defectuosa en su origen.
Si las grietas son pequeñas y superficiales, pueden no ser motivo de alarma, pero si son grandes o aparecen en lugares clave de la estructura, es hora de contactar a un profesional.
Las estructuras mal mantenidas pueden causar problemas de seguridad graves, por lo que no deben ignorarse.
Instalaciones obsoletas
Otro indicador claro de la necesidad de una rehabilitación es la antigüedad de las instalaciones.
Los sistemas eléctricos, de fontanería y calefacción tienen una vida útil limitada. Con el tiempo, se vuelven ineficaces, peligrosos o simplemente insuficientes para las necesidades modernas. Si el edificio cuenta con un sistema eléctrico antiguo, puede haber riesgos de cortocircuitos o incendios. Del mismo modo, si las tuberías son viejas, pueden presentar fugas, obstrucciones o, en el peor de los casos, romperse.
La rehabilitación integral permite actualizar todas estas instalaciones, asegurando que el edificio sea más seguro y eficiente.
Problemas de aislamiento térmico y acústico
El confort en un edificio depende en gran medida de su capacidad para mantener una temperatura estable y proteger del ruido exterior.
Si se siente frío en invierno o calor en verano de manera excesiva, es probable que el aislamiento térmico del edificio no sea el adecuado. Además, si el ruido exterior resulta molesto, puede ser una señal de que las paredes, ventanas o techos no aíslan correctamente.
En una rehabilitación integral, se pueden implementar medidas como la instalación de ventanas de doble acristalamiento o el uso de materiales aislantes, lo que mejora el confort interior y reduce el consumo energético.
Deterioro de la fachada y elementos exteriores
La fachada es uno de los elementos más visibles de un edificio y también uno de los más expuestos a las inclemencias del tiempo.
Si la fachada muestra signos de desgaste, como grietas, desprendimientos o manchas de humedad, puede ser necesario realizar una rehabilitación. Además de la estética, el estado de la fachada influye directamente en la eficiencia energética del edificio y en su protección contra la humedad.
El mal estado de las cubiertas o terrazas también puede ser una señal de que el edificio necesita una intervención integral. Filtraciones o goteras en el tejado pueden ser indicios de problemas estructurales o de impermeabilización.
Necesidades de accesibilidad
En muchos edificios antiguos, la accesibilidad es un problema.
Las normativas actuales exigen que los edificios sean accesibles para personas con movilidad reducida, y si el inmueble no cumple con estos requisitos, puede ser necesario acometer una rehabilitación para adaptar los accesos, los ascensores o los baños a las normativas vigentes.
Cómo llevar a cabo una rehabilitación integral
Una vez que se ha identificado la necesidad de una rehabilitación integral, es importante saber cómo abordar este proceso de la mejor manera posible:
Realizar una evaluación completa
El primer paso para acometer una rehabilitación integral es realizar una evaluación completa del estado del edificio.
Geneo, empresa especializada en la rehabilitación de edificios total o parcial, nos advierte que esto debe hacerlo un equipo de profesionales, como arquitectos o ingenieros, que puedan identificar todos los problemas estructurales, técnicos y estéticos que deben solucionarse. En esta evaluación se debe tener en cuenta tanto la estructura del edificio como las instalaciones, el aislamiento, la accesibilidad y la normativa vigente.
Una evaluación exhaustiva no solo ayudará a identificar los problemas actuales, sino también a prever posibles problemas futuros, permitiendo una intervención más completa y eficiente.
Elaborar un proyecto detallado
Una vez que se han identificado las necesidades del edificio, es fundamental elaborar un proyecto detallado que contemple todas las intervenciones necesarias.
Este proyecto debe incluir los trabajos a realizar, los materiales a emplear, los plazos de ejecución y, por supuesto, el presupuesto estimado.
Es importante que este proyecto esté bien definido y planificado para evitar contratiempos o sobrecostes durante la obra. Además, contar con un proyecto detallado permite tener una visión clara de lo que se va a hacer y facilita la coordinación entre los distintos profesionales implicados.
Solicitar los permisos necesarios
En función de la magnitud de la rehabilitación, es posible que sea necesario solicitar permisos o licencias a las autoridades locales. Esto puede variar según el país o la localidad, pero en general, las rehabilitaciones integrales suelen requerir una licencia de obra.
Es recomendable informarse bien sobre los requisitos legales antes de iniciar el proceso, ya que la falta de permisos puede conllevar sanciones o la paralización de las obras.
Elegir materiales de calidad
Durante el proceso de rehabilitación, es fundamental optar por materiales de calidad que garanticen la durabilidad de las obras y el buen funcionamiento de las instalaciones.
Aunque puede resultar tentador elegir materiales más económicos, en el largo plazo, el uso de productos de baja calidad puede generar más problemas que soluciones.
En una rehabilitación integral, invertir en materiales adecuados para el clima y las condiciones del edificio es crucial para garantizar su conservación y la eficiencia energética.
Planificar los tiempos de la obra
Llevar a cabo una rehabilitación integral puede ser un proceso largo y complejo, por lo que es importante planificar bien los tiempos para minimizar las molestias a los habitantes del edificio o, en su caso, saber cuánto tiempo el inmueble permanecerá desocupado. La planificación de los tiempos debe ser realista, teniendo en cuenta posibles imprevistos, y debe ser comunicada de forma clara a todos los implicados en el proceso.
Cómo encontrar a un buen profesional para la rehabilitación
Elegir a los expertos adecuados es clave para garantizar un trabajo bien hecho.
Buscar recomendaciones
Busca recomendaciones entre conocidos, vecinos o en foros de internet. A menudo, las experiencias de otras personas que han pasado por una rehabilitación integral pueden proporcionar una orientación valiosa sobre qué empresas o profesionales son confiables y eficientes.
Si algún conocido ha realizado una rehabilitación recientemente, preguntarles sobre su experiencia puede dar pistas sobre posibles candidatos para el trabajo.
Revisar la experiencia y trayectoria
Elige a un profesional o una empresa que cuente con experiencia en rehabilitaciones integrales. No todos los constructores o arquitectos tienen la formación necesaria para abordar este tipo de intervenciones complejas, por lo que conviene revisar la trayectoria y los proyectos previos que han realizado.
Si es posible, solicita referencias de otros trabajos realizados por el equipo o empresa en cuestión es una forma efectiva de evaluar su capacidad.
Comparar presupuestos
Solicita varios presupuestos para comparar no solo los precios, sino también los servicios incluidos, los materiales a utilizar y los plazos estimados.
Un presupuesto muy bajo puede ser un indicio de que los materiales o la calidad de la obra no serán los adecuados, lo que podría generar problemas a largo plazo.
Firmar un contrato claro
Firma un contrato que especifique las condiciones de la obra.
El contrato debe incluir los plazos de ejecución, el precio acordado, los trabajos a realizar y cualquier otra condición importante, como las garantías.
Este documento es una garantía para ambas partes y evita posibles malentendidos o disputas durante o después de la obra.
Supervisar la obra
Haz un seguimiento periódico del desarrollo de la obra.
Supervisar los trabajos permite asegurarse de que todo marcha según lo planificado y que no surgen imprevistos que no hayan sido contemplados.
¿Todavía tienes dudas?
Antes de tomar decisiones importantes sobre la rehabilitación de un edificio, lo más recomendable es consultar a un experto.
Un profesional especializado podrá evaluar su estado real, identificar problemas que no siempre son visibles y proponer soluciones adecuadas. Además, ofrecerá orientación sobre materiales, normativa vigente y costes, garantizando que las intervenciones sean eficaces y seguras.
Aunque se tenga una idea inicial de lo que necesita el edificio, el asesoramiento experto es clave para evitar errores costosos y asegurar que la rehabilitación sea adecuada para las necesidades presentes y futuras del inmueble.
